25 May LOS PÉNDULOS DE LA RESILIENCIA EMPRESARIAL

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Recordando la película “Los Productores” (“The Producers” de Mel Brooks) en el aparentemente lejano 1968, es una genial comedia proponía que, para llegar al éxito económico de una obra teatral, la misma tenía que ser un fracaso y así no habría que devolver un centavo a los inversionistas y ganando en el proceso. No pocos esquemas financieros como la llamada “Pirámide Ponzi” parten de supuestos similares, llevar a la quiebra a algunos para el beneficio de unos cuantos.

Por supuesto esta no es la regularidad entre el empresariado por mucho que nos quieran vender la llegada del lobo; la continuidad del negocio y el logro de utilidades si bien es objetivo de todo inversor y simplificando en extremo, cualquier inversionista pretende que la economía que se desarrolla a través de su apuesta de negocio sea redituable. En ello se le van esfuerzos, planes, estrategias y por supuesto su dinero; en lo personal, a mis asociados les digo que el día que inviertan conmigo me ayudarán a tomar decisiones y las decisiones que en tanto me ayudan a tomar, no deben ir en contra a mi deseo de obtener utilidades y mucho menos, a poner en riesgo nuestra permanencia como empresa, pues si ello sucediese, mis asociados serían afectados junto conmigo.

Pero no puede reducirse a tal simpleza hacer negocios, afuera hay “fuerzas malignas” que nos obligan a estar permanentemente en movilidad y revisar el sistema de cuidados de nuestra operación, sea el rubro que sea. Afuera hay un péndulo que hace caer a unos y lleva a la cima a otros.

Si buscásemos los elementos comunes de riesgo en cualquier negocio y por ende donde poner nuestros esfuerzos resilientes (concepto hoy tan de moda al punto que ha sido llevado al abuso por su adaptabilidad a sin número de ejemplos) encontraríamos algunos factores que no pueden quedar por fuera de ninguna ecuación de continuidad. Tal vez el menos considerado, el más vilipendiado sea nuestro empleado, ese asociado que sin él nuestra operación se ralentiza o incluso falla, así como el entorno que socialmente debe construirse para que nuestro colaborador tenga una calidad de vida que le permita disfrutar en alguna medida de su esfuerzo.

Cualquier sistema que implique creatividad tiene sus antagónicos, algunos lo son  controles que suponen sistemas de cumplimiento que algunas veces estorban el empresario cortoplacista, quien podría verlos como un obstáculo para su verdadero propósito: la ganancia expedita, mientras que son naturales para el visionario que en su faceta de inversor no solo requiere que haya métricas que regulen el mercado y la producción o los servicios, sino que las genera y las promueve a sabiendas de que a largo plazo los beneficios redundan no solo a su propósito de negocio, sino que alcanzan a sus empleados y su entorno.

Eso es planear y desarrollar con resiliencia social en condiciones que son compatibles con aspiraciones mayores y suele ser el empresario junto con las asociaciones civiles, quienes avizoran y anticipan de los peligros de los cuales previsoramente estamos salvándonos, ante situaciones que, de actualizarse, hace peligrar nuestra supervivencia de negocio e incluso social y en extremo como especie, en el muy largo plazo.

El visionario está ideando formas nuevas de resolver situaciones mediatas y futuras sin importar cuan complejas parezcan, pues en caso contrario, se sabe que ese péndulo se le tornará negativo y le hará regresar a la condición originaria o incluso de pérdidas en vez de ganancias, con tanto esfuerzo obtenidas.

En el supuesto de aquellas propuestas de sostenibilidad y planeación a largo plazo social domina hoy el llamado “Marco de Sendai” para la reducción del Riesgo de Desastres, que tiene objetivos concretos para el 2030, propuestas que no son incompatibles entre conjuntar la participación ciudadana de la que el empresario es parte, o del propósito de ser de cualquier Estado, por lo que promovida no solo de las organizaciones públicas o civiles, sino también entre empresarios y, que para su difusión cuentan todos ellos con que serán interiorizada como parte del ADN de sus fundamentos operacionales, especialmente porque los flujos económicos que requiere planear la continuidad de negocio y social, descansa en la inversión previa de aquellos supuestos que inciden potencialmente en una pérdida mayor.

Además, nadie quiere invertir para perder y tener que regresar a la condición previa; en ese supuesto el péndulo incluso pareciera ganar energía y terminar superando el estado inicial, tornándose aún más amplio su efecto negativo. No sobra decir que el sistema de Seguros Privados y en particular el de los Daños (a las infraestructuras), así como en general cualquier tipo de Seguro, tiene un efecto multiplicador de recuperación y resiliencia: No juegan aparte quienes participan de este sistema financiero aunque también tenga por finalidad la utilidad, pues lo que hace es distribuir de manera más o menos eficiente el riesgo y la condición idónea, la utopía social debiera ser que todos tuvieran un seguro apropiado contra el daño y el perjuicio.

La opción a la inacción es tan fuerte y la tenemos tan arraigada que tiende a anular otras oportunidades, especialmente cuando el Estado es apático a la Resiliencia y sola la enarbola como supuesto doctrinal, antes que actuación real.

Por consecuencia lo que debemos hacer para no bloquear los retos constantes que nos plantea la vida y el ser económicamente sociales, es incidir y activarnos, no solamente nuestra creatividad empresarial, sino ser activamente partícipes de la intervención de cara a nuestro futuro en el entendido de que cada quien puede influir en tantas formas y modelos, que solo suponen ser un buen ciudadano, uno participativo ante nuestro ambiente cercano y mediato, como lo son los momentos políticos históricos presentes de elecciones intermedias; al empresario le corresponde generar impactos multiplicadores en función de la economía que aporta a sus colaboradores y asociados y como un gran ente mediador ante el Estado y, a este último, le compete actuar de tal forma que garantice toda aplicación regulatoria de forma correcta y permanente, sin tendencia política que dañe la continuidad de los negocios promoviendo que el péndulo sea virtuoso en cada ciclo.

Carlos Zamudio Sosa

Claims Manager

México Claims and Risk Management SC

Desde 2005 brinda servicios de consultoría “Risk Management” externo con atención a Asegurados en preparación para Inspección de Riesgo, análisis de contratos y control de sus licitaciones; asesor para acreditación de daño físico y consecuencial por siniestro por acompañamiento, asesoría y defensa técnica y jurídica por reclamos asegurados o afianzados.

Ha acreditado diversos cursos en diversas materias afines al Riesgo y la valuación del Daño Material, incluyendo terminar estudios de nivel
Maestría de Daños y Ajustes. Ha co-impartido 6 Diplomados en temas selectos de Gestión del Riesgo y Seguridad Industrial y acreditado ante la STPS.

Expositor invitado en Seminarios y Talleres y otros programas de desarrollo personal en seguros y colaborador para medios impresos y electrónicos especializados en Seguros y Fianzas.

Linkedin: https://www.linkedin.com/in/carlos-zamudio-sosa-6a67a922/

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