21 May Emociones negativas que ocasiona el calor, y como evitarlas.
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Dr. Raúl Martínez Mir
Llega el verano y el calor aumenta, y aunque en Sonora sabemos muy bien que es el calor, rompiendo varios records de temperatura, e incluso podríamos asegurar que la tolerancia al calor de los sonorenses es mucho mayor que la de otros habitantes de la república mexicana, aún así no podemos impedir que las altas temperaturas hagan estragos en nosotros.
Estas temperaturas tan elevadas nos llevan a “encerrarnos” un poco más en nuestras casas, evitando las horas de más calor, y reduciendo las actividades al aire libre, lo que puede llevar a una potencial pérdida de reforzadores, muy a tener en cuenta para nuestro estado de ánimo. Pero, además de esto, estas altas temperaturas llevas a un cansancio generalizado y una sensación de sueño constante.
Antes que nada hay que tener muy presente que estas altas temperaturas pueden provocar fácilmente síntomas de deshidratación; si usted presenta dolor de cabeza ligero, boca seca y pegajosa, ausencia de orina o esta es muy escasa, siente que se le nubla la vista, o siente náuseas y ganas de vomitar, y un malestar general en todo el cuerpo, es muy probable que esté deshidratado. Lo más recomendado inmediatamente es hidratarse con bebidas isotónicas y si los síntomas persisten consultar con su médico.
La deshidratación también hace que nuestra función neural/cognitiva se vea reducida, lo que facilita respuestas más viscerales. La mayor parte de la población considera que el calor hace que la sangre se caliente más rápido, y que los sentimientos de irritabilidad, ira y hostilidad se facilitan debido a las altas temperaturas. Esta creencia es parcialmente correcta, la relación se ha demostrado ampliamente, y las estadísticas indican que en los meses de más calor se incrementan los incidentes violentos. El proceso de deshidratación hace que la sangre se vuelva un poco más densa, pero lo suficiente para que sintamos sus efectos, igualmente los niveles de sales minerales, glucosa y otros nutrientes se ven afectados, por lo que estos cambios orgánicos afectarán también a nuestras emociones, haciendo que las mismas se vuelvan “más primitivas” y dificultando el control emocional de las mismas. Curiosamente estas emociones primarias, que son innatas, se activan más en estas fechas, e igualmente también se activa más el deseo instintivo de mantener relaciones sexuales. Estudios realizados por algunas marcas de preservativos muestran que sus ventas se incrementan en los meses de más calor.
Todo este estrés ambiental repercute en la secreción de neurotransmisores que preparan a nuestro organismo para hacer frente al mismo. Estos mismos neurotransmisores están relacionados con situaciones donde el individuo tiene que enfrentar situaciones estresantes, lo que hace que se propicien reacciones mas irascibles.
Dentro del proceso de autocontrol, la valoración de las propias emociones, de la situación, de nuestras habilidades de afrontamiento y de las intenciones objetivas de nuestros interlocutores es básica. Una forma de manejar estas emociones negativas es hacer un esfuerzo por controlar nuestra primera reacción, más primitiva y motivada por las condiciones estresantes del ambiente que como ya comentamos impactan en nuestro organismo, e intentar buscar alternativas de respuesta menos conflictivas y que nos permitan conseguir nuestros objetivos, es decir, que nos sean útiles y nos sirvan para algo.
Por el contrario, si nos centramos en el efecto negativo del calor sobre nuestras actividades, el cansancio y el sueño, hemos de hacer un esfuerzo por no dejar de realizar nuestras actividades cotidianas y de ocio. Tal vez lo más prudente sea organizar nuestro horario de forma que evitemos las horas de más calor, pero haciendo todo lo posible por seguir manteniendo nuestras actividades, tanto laborales como de ocio y tiempo libre.
Recuerde la importancia de la hidratación en estas fechas, y ante cualquier duda o molestia persistente no dude consultar a un facultativo. Igualmente, cuide a pequeños y mayores, ellos están igualmente expuestos a las inclemencias del tiempo, sin embargo, se les dificulta reconocer estas señales físicas, e igualmente no pueden realizar acciones para remediar el impacto de las altas temperaturas.
Dr. Raúl Martínez Mir
Consultor y docente en Psicología y Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Sonora
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