19 Mar BUSCAN IMPONER ABORTO E IDEOLOGÍA DE GÉNERO EN MÉXICO
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POR: ARQ. CARLOS MARTIN QUINTERO ORCI
A veces uno quisiera enfocarse en otros temas, pero hay situaciones que pese su gravedad, mucha gente ni enterada está, por lo que es imperativo escribir acerca de ellas con carácter de urgente.
El pasado 10 de febrero, la ONU firmó un convenio con el Gobierno mexicano para entregarle 7,500,000 dólares, como parte de la iniciativa Spotlight de la ONU. Por México firmó la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero (pro-abortista y pro-ideología de género). El dinero es –supuestamente- para luchar contra los llamados “feminicidios”, un término que en México se usa indiscriminadamente.
Feminicidio, según la Real Academia Española, significa “asesinato de una mujer a manos de un hombre por machismo o misoginia”. Pero en nuestro país se etiqueta así a todo asesinato de mujer, aún antes de saber si el asesino fue hombre o mujer, o el motivo del asesinato (pueden ser muchos, no sólo los mencionados en la definición de la Academia), o si la asesinada era niña (lo que sería más bien “infanticidio”), o si era la mamá del asesino (matricidio). Les da igual. A todos los contabilizan como “feminicidios”. Pero luchar contra estos no es el objetivo principal del convenio, sino promover el aborto, la ideología de género y coartar la libertad de expresión.
En el convenio se habla de “impulsar una agenda legislativa vinculante” (o sea, obligatoria). ¿Dónde están aquellos políticos mexicanos que todavía hace algunos años se rasgaban las vestiduras clamando “NO a la intervención extranjera”?
Las comisiones que trabajaron en esto por parte de nuestras autoridades son las mismas que han impulsado la “ley mordaza” y las de “igualdad sustantiva”, que incluye leyes en favor de la ideología de género y de “autonomía reproductiva”, que podría dar paso a la aprobación del aborto. Dicho paquete pretende también coartar la libertad de expresión y culto a los sacerdotes y pastores religiosos, pues de alguna manera se les prohibiría poder pronunciarse respecto a los temas mencionados (incluso leer aquellos pasajes de las Sagradas Escrituras que reprueban la homosexualidad), y limitaría la promoción de sus ideales y valores (mientras que al reggaetón se le permitiría seguir con toda libertad denigrando sexualmente a la mujer).
El pasado 11 de marzo se votó un proyecto de dictamen en la Comisión de Puntos Constitucionales del Congreso de la Unión. Contiene un paquete de más de 40 iniciativas que incluyen reformas a 29 artículos de la Constitución, algunas de las cuales promueven la legalización del aborto, el adoctrinamiento de los niños en ideología de género (lo que constituye el delito de “corrupción de menores”), y el reconocimiento oficial de las uniones del mismo sexo como si fueran “matrimonios” (el matrimonio es entre un hombre y una mujer, por lo que decir “matrimonio del mismo sexo” es un contrasentido, como decir “un círculo cuadrado”). También busca restringir la libertad de expresión.
La Arquidiócesis de Toluca externó: “Llama la atención y extrañamiento que se quiera introducir un lenguaje contra los valores de la sociedad y contra las convicciones y libertad de quienes creemos en Dios. Preocupa que a los ministros de culto y creyentes se nos prohíba hablar, (…) sería como decirme ‘ya no creas, no prediques la palabra de Dios’ “.
Es lógico preguntarse: con tantos problemas en nuestro país que requieren atención urgente (violencia, inseguridad, narcotráfico, pandemia, etc.), ¿porqué se enfocan más bien en imponer a como dé lugar el aborto y la ideología de género?¿Porqué esos ataques contra la estructura de la sociedad (familia y religión)?¿Qué intereses hay realmente detrás de todo esto?
El pueblo y legisladores responsables han venido rechazado estos intentos desde hace años. Pero esta nueva embestida es la mayor que se ha dado hasta ahora, con el apoyo de tanto dinero que podría alcanzar para –digo yo- ofrecer jugosas “mordidas”. Desgraciadamente, el proyecto de dictamen pasó por 19 votos a favor, 4 en contra y 4 abstenciones. Y de pilón, también se liberalizó más el consumo de marihuana para “uso lúdico”.
Pero esto aún no termina. Al momento de escribir esto, el asunto aún debe ir al pleno. No podemos permitir que la Constitución mexicana sea modificada por una consigna salida desde una oficina en Nueva York, para convertirnos en uno de esos países en donde parece que vale más la vida de un animal que la de una persona. Donde puede uno impunemente destrozar vivo a un bebé pero puede ir a la cárcel por darle una patada a un perro, y donde se amordaza a Iglesias y padres de familia para que no hablen con la verdad.
Es hora de que el pueblo de México despierte de su letargo y participe activamente en las decisiones que marcan el rumbo del país. Hay que ponernos en contacto con nuestros representantes públicos y con organizaciones en defensa de la vida y la familia (y para quienes somos creyentes, también rezar mucho). Hay que actuar ¡YA! Si no, después va a ser demasiado tarde y entonces ya va a ser muy difícil revertir el daño.
Carlos Martín Quintero Orcí
Puntos curriculares:
*Arquitecto con experiencia en todo tipo de proyectos.
*Colaborador de INCIDE desde el 2001.
*Historiador aficionado de la ciudad de Hermosillo.
*Escritor en diferentes medios acerca de diferentes temas.
*Fotógrafo del paisaje y de la construcción.
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