24 Sep EL RENACER DE UNA AMENAZA
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POR: ARQ. CARLOS MARTIN QUINTERO ORCI
En el siglo XX, el comunismo se implantó, principalmente por la fuerza de las armas, en muchos países, ofreciendo –en teoría- acabar con las desigualdades y con la pobreza, y algunas veces para derrocar a una dictadura, pero terminando por establecer otra aún peor, reduciendo los pueblos a la miseria y a una ausencia total de libertades.
Esta ideología se adaptaba astutamente, camaleónicamente, a las circunstancias locales. Así, el Eurocomunismo, ante la imposibilidad de una revolución en los países de Europa occidental, formó partidos de izquierda para llegar al poder por medio de las elecciones.
En Estados Unidos, la meca del capitalismo, donde resulta imposible desatar la lucha de clases, se promueve la lucha de razas, aprovechando las tensiones raciales habidas a lo largo de su historia. Y en algunas partes de América Latina, predominantemente católica, promueven la Teología de la Liberación, que pretende un cristianismo “revolucionario”.
La caída del comunismo en Rusia y del muro de Berlín (símbolo tangible de la intrínseca maldad de este sistema) parecían prometer su fin definitivo. En nuestro continente, ya sólo quedaba Cuba, que tras el fallecimiento de Fidel y Raúl Castro se pensaba que finalmente, después de tantos años de dictadura, recobraría su libertad. Sin embargo, hoy vemos como resurge este sistema dictatorial de gobierno en Latinoamérica, con la ayuda “desinteresada” (sí chuy, cómo no) del gobierno cubano.
Además, como apoyo, se formó el Foro de Sao Paolo, que agrupa a casi todas las izquierdas de latinoamérica (incluyendo a movimientos guerrilleros armados). Y para oponerse al Grupo de Lima, cuyo objetivo es apoyar a la oposición venezolana para buscar una salida pacífica a la crisis en ese país, se formó el Grupo de Puebla.
El hartazgo por la situación de corrupción, falta de oportunidades, etc. en países libres ha llevado a muchos de sus ciudadanos a votar por partidos de izquierda, pese a que la experiencia demuestra que el comunismo no es la solución. Y no votan de este modo sólo personas con poca o ninguna cultura política, sino también gente supuestamente pensante, de criterio, con título universitario, pero que se cierra herméticamente a cualquiera que intente demostrarles la realidad. ¿Tan pronto hemos olvidado lo que es el comunismo?¿No nos dice nada la historia?
En parte se debe a que muchos votantes de hoy son jóvenes a quienes no les tocó vivir la época en que dicho sistema causaba estragos en distintos países. Hoy, se les ha inculcado que es bueno ser “rebelde”. En muchas partes todavía domina ese pensamiento romántico de la izquierda, y no es raro ver hoy jóvenes con camisetas, calcomanías o posters con la conocida imagen del Che Guevara.
El caso más sorprendente es el de Colombia, donde a pesar de ser vecinos de Venezuela -por lo que conocen de primera mano los desatinos de un gobierno comunista que ha llevado a estratosféricas tasas de desempleo, inflación, inseguridad, etc. a ese país-, aun así votaron en las elecciones presidenciales de este año por un candidato de izquierda (Gustavo Petro), quien tiene el agravante de haber sido miembro del grupo guerrillero M-19. En 1985, Petro fue capturado por el ejército colombiano por porte ilegal de armas y condenado por la justicia por conspiración.
Lo que empeora la situación es que ahora la izquierda, en algunos países donde busca llegar al poder o consolidarse en él, no solamente apela, para su propio beneficio, a la compra de votos y a la división de la sociedad (divide y vencerás; a río revuelto ganancia de pescadores) entre “nosotros los buenos” y “nuestros ‘adversarios’ los malos”, sino que también, sabedores de que un pueblo inculto es más fácil de manipular, buscan reformas a los sistemas educativos que sólo producirán ignorancia e ideas equivocadas en las nuevas generaciones.
También recurren, para fracturar a la sociedad, a debilitar su cimiento –la familia- promoviendo la normalización o incremento de ideas anti-familia (“matrimonio” homosexual, divorcio, aborto, etc.), implantando en las mentes jóvenes la falsa idea de que oponerse a esto es “discriminación”, “violencia”, “machismo”, “odio”, etc. y la intolerancia hacia quienes piensan así.
En consecuencia, ya comienzan a darse, como en México, señales de persecución contra las iglesias (concretamente, la católica), o se da ya abiertamente, como en Nicaragua, por manifestarse en contra de tales aberraciones y en defensa de lo que es justo y de la dignidad y los derechos del ser humano.
Carlos Martín Quintero Orcí
Puntos curriculares:
*Arquitecto con experiencia en todo tipo de proyectos.
*Colaborador de INCIDE desde el 2001.
*Historiador aficionado de la ciudad de Hermosillo.
*Escritor en diferentes medios acerca de diferentes temas.
*Fotógrafo del paisaje y de la construcción.
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