30 Ene La tentación
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Cuenta la leyenda que en un pueblo de la sierra llovió como nunca, provocando grandes inundaciones. Horas antes de que el río que pasaba cerca se desbordara, los habitantes del pueblo fueron llevados a refugios en pueblos cercanos para evitar mayores afectaciones. Las autoridades llevaron automóviles de todo tipo, principalmente de carga para una rápida movilización. El alcalde se da cuenta que Don Pepito seguía en su casa y le pregunta porque no se ha ido todavía, el anciano le dice que confía en Dios y que él lo protegerá. El agua empieza entrar al pueblo y Don Pepito sigue en su casa. Pasan unos jóvenes en una lanchita de remos y lo invitan a irse con ellos, pero tampoco. Su casa ya está inundada en la planta baja, por lo que se ve obligado a instalarse en el segundo piso. Pasa más tarde una lancha de motor y le ruegan que se suba y él sigue con su mismo lema “Dios me protegerá y no dejará que me pase nada”. Al otro día el agua ya cubría toda su casa y él estaba en el techo. Llega un helicóptero y le tiran la escalera, pero se niega a irse. Finalmente muere ahogado y llega a las puertas del cielo, donde están San Pedro y Dios. Don Pepito le reclama a Dios: “yo confíe en ti, a todos les dije que me protegerías y dejaste que muriera”. Dios con gran tristeza le dice: “yo acudí a tu llamado, te envié autos, camiones, lanchas y hasta helicóptero, pero no te diste cuenta, preferiste ser desafiante y terco”.
En esta ocasión voy a relacionar esta mini historia con la situación de la pandemia, del Covid. Me había propuesto ya no tocar el tema, pero me es imposible, ya que a pesar de que presumimos haber aprendido mucho en este tiempo, realmente no lo hicimos. Reinó el “tengo derecho”, el que cada uno tenga: tengo derecho a salir, a no estar encerrado, a que no me limiten, a vivir, etc.
Don Pepito, somos cada uno de nosotros y la humanidad entera. Cada vehículo que llegó a salvarlo es el equivalente a las medidas de salud que nos han recomendado: quédate en casa, cubre bocas, gel, desinfectantes, sana distancia, no reuniones, comercios seguros, no desplazamientos innecesarios, evitar aglomeraciones, etc. Después de dos años es increíble que no aprendimos. Después de dos años vemos por varias semanas un promedio de 1,100 personas contagiadas en nuestro Estado. Después de dos años, vemos lo que nunca imaginamos ver: largas filas para prueba de Covid, personas cercanas y familiares contagiados. Después de dos años seguimos alegando si es una conspiración o no, que, si el gobierno nos quiere controlar, etc.
Para los que somos católicos y cristianos, el Quinto Mandamiento, NO MATARÁS, no se refiere nada más a ir a quitarle la vida a un prójimo, también se refiere a cómo nos cuidamos en nuestra persona y salud. Para que lleguemos a cometer un pecado antes tuvo que entrar la tentación y la soberbia de no nos pasará nada. Confiar en Dios no es retarlo, es acatar lo que nos manda porque estamos seguros que nos protegerá. La tentación puede ser desde no querer usar el cubre bocas hasta asistir a lugares con aglomeración. La tentación fue el no hacer caso al “quédate en casa”.
Esta entrega la hago llena de tristeza al ver a tantos amigos cercanos y familiares contagiados, en cama, si con muchos cuidados y síntomas leves, pero, contagiados. Con tristeza por haber tenido que cerrar mi casa de nuevo a nuestra familia. Con tristeza porque no supimos valorar lo más grande que tenemos: la vida y la familia. Con tristeza porque no puedo ir a una iglesia sin encontrarme a gente tosiendo y con mocos, que no quisieron respetar a los demás quedándose en casa.
Por otro lado, entiendo el lado económico, el comercio tiene que seguir porque tenemos familias que mantener. Tenemos que trabajar para el sustento, para pagar las deudas, para pagar medicinas y doctores. No crean amigos lectores que busco que se paralice la economía, pero en el fondo parece que como humanidad lo estamos buscando.
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Ana Lidia Moreno Ríos
Licenciada en Letras. Asesora financiera, inmobiliaria y de seguridad patrimonial. Directora de TS Bienes Raíces. Miembro de ASAIS y MULIV. Agente de RGA Promotoría. Colaboradora de Semanario Primera Plana en materia inmobiliaria, Ex Presidenta de AMPI Hermosillo (creadora del Foro Inmobiliario) y miembro del Consejo Técnico de Consejo INCIDE, A.C.
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