26 Dic NAVIDADES DE POBREZA Y RESILIENCIA
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Al fin de cada año recibo muchas y muy variadas solicitudes para sumarme a proyectos que dan ayuda a personas en condiciones de pobreza e incluso en pobreza extrema y lo describo con la crudeza que es, de dar algo a los que carecen de lo más elemental para tener no solo para tener una cena de navidad decente, sino la certeza de si ese día comerán a menos que reciban algo. A la vez hago lo posible para que otros me sigan en este tipo de empresas, puesto que se trata de ayudar y estar de alguna manera con quienes menos tienen.
Pero mi propósito no sería solo paliar momentáneamente el hambre o el frio con una dádiva ocasional, sino que debería ser algo que se torne excepcional; aunque poco, pero quien concede genera un momento de esperanza en quien recibe y le reitera al desvalido la garantía de que la voluntad y la caridad subsiste en las personas, con poco o mucho que se comparta; pero esas ayudas son excepcionales.
Podríamos seguir gastando tinta (o bytes) en intento de describir este fenómeno para diferenciar o definir si es altruismo o si se trata de filantropía o, si encaja dentro de alguna otra definición de generosidad y piedad. Terminaríamos convirtiendo una reflexión de la dualidad humanidad/resiliencia, en un ejercicio filológico que desvirtuarían los motivos de estas celebraciones que llamamos navidades y da lugar a que se ejecuten estudios sociológicos del porqué se desboca la generosidad.
Pero lo que si podemos hacer en esta pequeña lectura es revisar (y es obligado hacerlo), además del porqué se despierta en nosotros esa necesidad de ayudar a satisfacer una necesidad que es de largo plazo, para sustituir esta caridad lava culpas, en tanto se apela a fortalecer esa bondad y el gozo del compartir a la par de instala en quien receptor de esas ayudas, no la capacidad de esperanzarse al recibir sino el deseo de progresar, para terminar convirtiendo en una experiencia positiva lo que de otra forma sería una negativa, pues se requiere que la experiencia abone para que salgan fortalecidos de las circunstancias adversas en la que se encuentran inmersos. Lo que hago es apelar a desarrollar la Resiliencia Social y evitar que quede casi sin materia, si no hay un compromiso sincero y honesto e incluso perpetuo por fortalecer al menos favorecido, pero cambiando el enfoque en la mejora de la autoconfianza.
Así, las navidades resilientes terminarían siendo una oportunidad que cada año apelarían para reforzar la capacidad que tenemos todos de lidiar y superar frustraciones, especialmente entre quienes habrán de quedar donde mismo después de las celebraciones a diferencia de la alegría de quienes tienen cobijo y comida más o menos segura.
El cambio resiliente vendría si en lugar de la desilusión postrera a las fechas de dicha y gozo quedasen como beneficios, cuando menos, los emocionales positivos en quienes no solo esperan, sino que hasta hoy demandan la ayuda. Entonces es momento para enseñar a todos y especialmente a los niños para aprender que no podemos ofrecer, ni podemos tener todo lo que queremos o en el tiempo que deseamos; otra enseñanza positiva sería dominar la frustración para salir fortalecidos.
Al darle contenido a los símbolos de estas fechas podríamos acrecentar su verdadera naturaleza, tanto como podemos convertir nuestras acciones en una acción relevante y perdurable: Hacer de las navidades un acto resiliente resultante de apelar al concepto genuino de la celebración y, probablemente, enseñar a ser perseverantes al menos favorecido, para que en quien obsequia sea un acto verdadero y honesto, con sentido de amor y deseo de colaborar.
Pero también subsiste la otra cara de la moneda, quien colabora en pos de las deducibilidades y la imagen de ser empresa responsable, porque ser humanista y ser generoso también solía o suele tener ventajas de tipo fiscal, al mismo tiempo que se detenta y exhibe participación empresarial.
Es importante porque actualmente el gobierno central ha hecho de la dádiva una fuente para perpetuar un sistema que impone que muchos esperen recibir y sean los menos los que tengan la oportunidad de compartir, al punto de que se perciba por ambas partes como una obligación; no hay entonces solución fácil, sino que dependeremos perpetuamente de la voluntad de algunas pocas personas y luego de ellas se organicen como entidades sociales que prodiguen ayuda y con mucha más intensidad en estas épocas de navidades sin ser señalados socialmente como oportunistas.
Así que la invitación para ti, que lees estas reflexiones justo cuando el culmen del día 24 de diciembre ha pasado, para que continuemos de forma perpetua acrecentando el gusto de colaborar y brindar a otros un poco de lo que tenemos, pero también de que lo hagamos de forma sostenida y organizada, para que quienes lo necesitan tengan una oportunidad, no en forma de caridad momentánea sino que al recibir obtengan ese “algo” que les propicie un cambio en su propia vida para que posteriormente ellos puedan tener la reciprocidad y devolver un poco.
La resiliencia se enseña con ejemplos de vida y se forja con los golpes que da.
Carlos Zamudio Sosa
Claims Manager
México Claims and Risk Management SC
Desde 2005 brinda servicios de consultoría “Risk Management” externo con atención a Asegurados en preparación para Inspección de Riesgo, análisis de contratos y control de sus licitaciones; asesor para acreditación de daño físico y consecuencial por siniestro por acompañamiento, asesoría y defensa técnica y jurídica por reclamos asegurados o afianzados.
Ha acreditado diversos cursos en diversas materias afines al Riesgo y la valuación del Daño Material, incluyendo terminar estudios de nivel
Maestría de Daños y Ajustes. Ha co-impartido 6 Diplomados en temas selectos de Gestión del Riesgo y Seguridad Industrial y acreditado ante la STPS.
Expositor invitado en Seminarios y Talleres y otros programas de desarrollo personal en seguros y colaborador para medios impresos y electrónicos especializados en Seguros y Fianzas.
Linkedin: https://www.linkedin.com/in/carlos-zamudio-sosa-6a67a922/