21 Oct El Otoño, la Melancolía y la Producción Artística.
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Dr. Raúl Martínez Mir
Es bien sabido el efecto que el cambio de estaciones tiene en nosotros, tanto a nivel de conducta, como a nivel emocional, y también a nivel bioquímico. Sabemos que la luz del sol permite la producción de serotonina, hormona de vital importancia en la regulación del estado de ánimo, sobre todo a la hora de elevar el mismo. Mientras que la oscuridad favorece la síntesis de melatonina, que se produce en la glándula pineal, la cual se relaciona con la regulación del ciclo circadiano, o ciclo de sueño. Podríamos argumentar, de forma muy genérica y siendo muy reduccionista, que la presencia de sol facilita la producción de la hormona que eleva el estado de ánimo, mientras que la ausencia de este, es decir, la oscuridad, facilita la producción de la hormona que índice el sueño.
Si tenemos en cuenta lo anteriormente expuesto, y recordando los solsticios de verano e invierno, es fácil entender la relación entre el estado de ánimo, y los fenómenos estacionales. El solsticio de verano marca el día de mayor luz solar del año, y de menos oscuridad, desde ese momento, las horas de sol van reduciéndose cada día, hasta llegar al solsticio de invierno que marca el día de menos horas de luz solar del año, y consecuentemente de mayor oscuridad. Es fácil relacionar la cantidad de horas de luz y oscuridad con el efecto sobre nuestro estado de ánimo.
Incluso también hemos de tener en cuenta como afecta el clima a nuestras actividades, sobre todo a las sociales. En primavera y verano, tendemos a ser más activos, lo que nos permite un mayor número de reforzadores agradables, que redunda positivamente en nuestro estado de ánimo. Por el contrario, el frío, la lluvia, y en ocasiones la nieve, que acompañan a las estaciones invernales, dificultan, e incluso llegan a impedir la realización de deportes y actividades al aire libre, limitando, en ocasiones nuestras relaciones sociales. Esto conlleva una pérdida de reforzadores positivos, que van a mermar nuestro estado de ánimo.
Ahora bien, unido a estos fenómenos ambientales y psicológicos, se encuentra un curioso fenómeno humano cultural artístico. Curiosamente, las estaciones del año han servido para inspirar a distintos artistas, de distintos géneros, infinidad de obras de arte. El ejemplo más claro son “Las cuatro estaciones” del compositor italiano Antonio Vivaldi. Teniendo en cuenta esto nos surge una duda “como el otoño tiene algo de melancolía ¿se presta para la poesía?”, me di a la tarea de ordenar un poco mis ideas sobre este tema. Si bien es cierto, que las estaciones del año han permitido distintas manifestaciones artísticas, como acabamos de comentar, quizás el otoño sea la que más se relaciona con la melancolía y la nostalgia. Analicemos estos aspecto por partes.
Melancolía es una palabra que proviene del griego melania chole o bilis negra. Hace algún tiempo se creía que la personalidad se conformaba por la presencia de unos humores en el cuerpo; la sangre, la flema, la bilis negra, y la bilis amarilla. El desequilibrio de uno de estos humores daba lugar a las personalidades sanguínea, flemática, melancólica y colérica, respectivamente. Argumentaba Inmanuel Kant en su libro Anthropologie (1798) “La gente que tiende a la melancolía da mucha importancia a todo lo que les atañe. En todo encuentran motivo de ansiedad, y de lo que primero se dan cuenta en una situación es de las dificultades (…). El contacto con los otros les vuelve preocupados, recelosos y pensativos; esta es la razón por la que se les escapa la felicidad.” Como se puede ver claramente, relacionada con la tristeza, y con el estado de ánimo bajo, la melancolía es otra forma de decir que estamos tristes.
¿Y la nostalgia? Es una emoción que básicamente se centra en recordar todas aquellas cosas positivas que nos han sucedido. El objetivo básico de la nostalgia es “recordar” a la persona como volver a disfrutar de reforzadores positivos, motivo por el cuál muchas personas vuelven con sus antiguos amores, añorando lo positivo que tenía la relación, y olvidando en ocasiones lo negativo.
El otoño, con sus colores rojizos, marrones, y cafés, nos muestra un colorido cálido, de esto saben mucho los decoradores de interiores, que unido al final del verano, y la separación de amigos, amores de verano, y la vuelta al trabajo, se muestra como el momento ideal para dejar aflorar las emociones antes expuestas, en muchas ocasiones a través de poemas, o de música. El grupo español, El duo dinámico musicalizaba las siguientes estrofas en su canción El final del verano, “El final, del verano, llegó, y tu partirás, yo no sé, hasta cuando, este amor recordarás …” haciendo referencia a la pérdida de ese “amor de verano” y el recuerdo nostálgico del mismo.
A tener en cuenta.
Finalmente, queda claro que estas estaciones invernales, favorecen la bajada en nuestro estado de ánimo. Para evitar el peligroso descenso de nuestro estado anímico, que nos pudiera llevar a una depresión estacional, le propongo las siguientes recomendaciones.
- Realice ejercicio diariamente. Un mínimo de 30 minutos de ejercicio, favorecerá la síntesis de dopamina, que elevará su estado de ánimo.
- Realice actividades que le sean agradables diariamente.
- Incluya en su alimentación alimentos ricos en triptófano, ya que estos son precursores de serotonina.
- En caso de que vea que su estado de ánimo baja mucho, y que no se recupera acuda con un profesional de la salud mental, psicólogo o psiquiatra.
Dr. Raúl Martínez Mir
Consultor y docente en Psicología y Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Sonora
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