13 Jul LA PROTECCIÓN CIVIL COMO UN TRÁMITE MÁS
En México, por no decir que solamente en Hermosillo o en Sonora, los conceptos como: gestión de riesgos, resiliencia, protección civil, entre otros, sólo se conoce entre algunos profesionales que se dedican a esas áreas, que por cierto son muy pocos.
El común denominador, entiende o confunde a la protección civil con atención de una emergencia y de ahí se deriva todo el problema, confundimos como se dice vulgarmente “la gimnasia con la magnesia”, sin embargo tan importante una como la otra.
Siempre mi reconocimiento a los grupos de rescatistas, bomberos y cruz roja, su trabajo es heroico ya que, muchas veces como pueden y con lo que tienen, atienden emergencias y salvan vidas; ya que se deja en manos de patronatos o buenas voluntades de la ciudadanía su manutención ó crecimiento, siendo en muchos de los casos obligación de los ayuntamientos por ser parte de su planta laboral, como es el caso en Hermosillo.
Pero también va nuestro reconocimiento a los inspectores o a quienes se dedican a la gestión del riesgo, elaboración programas internos, estadísticas, estudios, dictaámenes de seguridad ó diganósticos de riesgo; que tienen no sólo la experiencia, sino el conocimiento profesional y EVITAN que esas emergencias se presenten, es decir, salvan muchas vidas y bienes materiales más pero su trabajo es poco reconocido, muy poco valorado y por lo tanto. poco remunerado por las mismas autoridades municipales, por considerarlo actividades secundarias, poco mediáticas y algunas veces políticamente incorrectas.
La protección se debe de dejar de ver sólo como una visita a los albergues después de alguna tormenta, el cambiar leyes o normas al vapor, por capricho ó después de que suceden los eventos perturbadores o conformar centros de acopio para apoyar a los damnificados. Eso no es protección civil, eso es sólo querer “tapar el pozo” después del niño ahogado, ¡ah¡ y algo muy importante, presumir que practicamos y estamos muy al pendientes de la protección civil.
La mejora regulatoria, siempre será un beneficio para el fomento del desarrollo económico y por ende para la sociedad. Sin embargo, debemos de entender que la protección civil, en cualquiera de sus modalidades, no debe verse como un trámite engorroso, tardado, costoso y una gran oportunidad de corrupción, aunque si debemos de reconocer que la excesiva burocracia, la falta de personal, la falta de presupuesto y englobando, la falta de interés de la administración por invertir en esa área, es más fácil tratar de eliminar un trámite que eficientarlo; quedando así bien con el empresariado y las puntuaciones que brindan las calificadoras; suponiendo que por eso solamente lo hagan y no por otras turbias razones.
Debemos de entender que el derecho humano está sobre cualquier otra cosa, un día que se gane en un trámite, NO VALE UNA VIDA, se debe de aplicar una mejora regulatoria ¡SI! Pero no eliminando trámites, sino brindando las oportunidades y herramientas a los funcionarios municipales para hacer correctamente su trabajo, no sólo presumir la sistematización de procesos, pero sin brindar las herramientas necesarias, equipo de cómputo y sin capacitación a los operadores que darán la cara finalmente al ciudadano.
Tampoco deben truncarse o desvirtuarse iniciativas, reglamentos o normas que vienen a dar certeza jurídica a los procesos técnicos de prevención, por el simple hecho de no entender que la salvaguarda de las personas o presencia de siniestros no atiende a procesos electorales o cuotas de poder, alargando inncesariamente, por la ignorancia y arrogancia, el riesgo posible a los pobladores.
Siempre será mejor prevenir que lamentar, este es un llamado también a las empresas que deben velar siempre por la seguridad, primero de sus empleados, de sus clientes, de ellos mismos y el cuidado de su patromonio. Ejemplos positivos tambien tenemos varios en nuestro municipio y en nuestro estado.
Recordemos que el ejercicio profesional sin ética, es la madre de todos los desastres, financiados por la corrupción, en cualquiera de sus modalidades: negligencia, ignorancia, incapacidad o soborno; ejemplos tenemos muchos, ocioso sería numerarlos.